Todos conocemos lo que es una sirena: una criatura, mitad humana y mitad ave, que canta y atrae a los hombres. Espera, ¿no era mitad humana y mitad pez? ¿No era también aquella que advertía de los peligros del mar? O, espera, ¿no te suena también esa que dedicaba su tiempo en peinar sus largos cabellos?
Pues sí. Sí a todo. Porque mitos de sirenas hay muchos y alrededor de todo el mundo. Hoy analizaremos algunos de ellos para comparar y ver los marcos narrativos de cada uno. Tú, en tu imaginación, usa estas referencias como te plazcan.
1. La Sirena griega y las Nereidas
Estas son las más clásicas pero, al mismo tiempo, las que menos se conocen. Su origen es un poco difuso. En algunas versiones, se habla de que son las hijas o bien de Aqueloo, o bien de Forcis, ambos dioses fluviales, con una de las musas.
Sin embargo, la historia que me interesa a mi es otra. Cuenta esta leyenda que las sirenas eran originalmente humanas amigas de Perséfone que la acompañaron durante el rapto de Hades. Ya fuera a petición de ellas para ayudar a su amiga o por castigo de Deméter al no impedir el rapto, se convirtieron en seres mitad ave y mitad humanas.
Todas las versiones, fuera su origen uno u otro, explican que estas cinco sirenas, aunque en algunas versiones varía su número, vivían en una isla rocosa del Mediterráneo frente a Sorrento. Su canto atraía a los varones de forma casi inevitable, de allí las pericias de los grandes héroes para impedir su atracción. Sin embargo, en muchos textos encontramos referencias que nos indican que las sirenas no son seres malignos. No atraían a los hombres para devorarlos ni con malas intenciones. Era su música la que los llamaba y se abstraían tanto escuchándola y deleitándose con estos places que olvidaban comer y morían desfallecidos.
Se cree, además, que originalmente las sirenas tenían un papel totalmente distinto. Se trataban de genios encargados de guardar el paso hacia las puertas de la muerte; de ahí su apariencia de pájaros. Sin embargo, pronto se vieron relegadas de esta función al aparecer Hermes, el dios mensajero. Cuentas las leyendas que todas las sirenas desparecieron pues, al cumplirse el oráculo al resistirse Odiseo de sus encantos, se lanzaron al mar y parecieron en él.
¿Pero cómo hemos podido pasar de esta sirena-ave a la sirena que todos conocemos? Aquí entran las Nereidas. Estas no son más que ninfas que viven en el fondo marino y, en algunas historias, atraen a los hombres arrastrándolos a su hogar, donde mueren ahogados. También poseían una bella voz con la que cautivaban a sus presas.
Se cree que se hicieron paralelismo entre ambas figuras míticas hasta llegar a la sirena que todos conocemos hoy en día, pero es interesante tener en mente este doble origen.
2. Las merrows irlandesas
En la cultura irlandesa poseen un mito que puede dar pie a historias fantásticas muy, muy llamativas. Los merrows son criaturas marinas mitad humano, mitad pez. La primera diferencia con el mito clásico es que son una especie distinta a la humana y que, por lo tanto, existen ejemplares masculinos, si bien también se recalca que son más numerosas las hembras que los machos.
Los merrows se caracterizan por las membranas de sus manos, su clara hostilidad hacia los humanos y sus prendas mágicas que les permiten atravesar cualquier corriente oceánica. También es destacable el hecho de que se especifica que los machos son más feos que las hembras: poseen dientes puntiagudos y rostro semejante a un cerdo.
Lo especialmente interesante de estas figuras es que poseen, igual que ya vimos acerca de las hadas medievales, un marco narrativo específico. Si un humano es capaz de robarle las prendas mágicas a un merrow, tiene completo control sobre él. Y completo, es completo. Generalmente, los mitos versan sobre hombres que obligan a una merrow a casarse con él para quedarse con una esposa bella y, también, todo su tesoro. Si en algún momento la criatura recupera su prenda, la llamada del mar es tan fuerte que abandona su hogar e, incluso, a sus hijos.
El mito es bastante culebronero, cierto. Pero imagínate la historia que podrías crear si alguien es capaz de controlar a un grupo se merrows y usarlas para hacerse con algo determinado. Realmente se trata de una relación de posesión y estas deben obedecerlo.
Este marco narrativo también se ve en las sirenas vascas, también conocidas como Arrainandereak. En este caso, el intrépido que desee dominarlas, tendrá que arrebatarle el peine con el que trenzan sus cabellos. Sin embargo, se advierte de la ferocidad de la sirena y de la posibilidad de que muera ahogado en el intento.
3. Sirenas en la Península Ibérica
Ya hemos visto las sirenas vascas dentro del mismo marco narrativo de las irlandesas pero en España tenemos otros mitos diferenciados.
Una de las historias más llamativas es la de Marina o Marinha y que sirve para dotar de origen el linaje Mariño. Cuenta la leyenda que Roldán, el sobrino de Carlomagno, no murió en la batalla de Roncesvalles de 778, si no que terminó en la Isla de Sálvora, en Galicia. Allí, una noche de tormenta se encontró a una sirena estirada en la playa. Sin pensárselo dos veces, se la llevó a su casa y se acostó con ella, y después de una tórrida noche, se le ocurre preguntarle su nombre —porque es un auténtico caballero— y se da cuenta de que es muda. Sin que esto importe lo más mínimo, se casan y tienen su primer hijo. En la noche de San Juan, se descubre que Marina no era realmente muda, sino que un trozo de carne le impedía hablar. Al escupirlo, puede comunicarse con su esposo y todos son muy felices. Termina la leyenda diciendo que Marina, tras la muerte de su esposo, volvió al mar. Pero antes, impuso una condición a su pueblo: cada generación de Mariño debía entregarles un niño que se llevaría con ella al mar. El elegido sería reconocido porque nacería con los ojos del color de las olas.
También tenemos nuestras propias sirenas extremeñas que viven los ríos y se dedican a ahogar a sus presas. De hecho, se cuenta que existe una que recorre el Tajo y otra que todas las noches de San Blas sale de la fuente de Luná en Usagre para atraer a sus víctimas. En Cantabria, además, tenemos a la Sirenuca, una joven humana que desobedecía siempre a su madre acercándose a los acantilados y que esta, ante el peligro, clamó a Dios que su hija de convirtiera en pez. Dedica su vida a alertar con sus cantos a los marineros que se acercan peligrosamente a los acantilados y, así, evitar su muerte.
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Eso es todo por hoy, pero no son las únicas sirenas que puedes encontrar. Me he quedado sin espacio para traerte de las sirenas chinas o las representaciones egipcias de humanos sirénidos. De una punta a otra del mundo, encontramos en los manuscritos más antiguos referencias a estos seres. Y no me queda otra que preguntar:
¿Crees que tal vez existió alguna vez una sirena?
¿O forman parte de un imaginario común?
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Una entrada muy completa sobre sirenas a lo largo de la historia. Yo creo que se las inventaron los marineros para culparlas de sus naufragios. Yo también escribí una entrada sobre el tema por si quieres leerla https://silviamartinezmarkus.es/sirenas-heroinas-villanas/
ResponderEliminarY también un libro juvenil sobre el tema. Un saludo
Sería divertido que toda esta mitología fuera obra de "No, no. No estaba borracho, ¿vale? Fue una sirena que me encandiló"
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